Muy buenas tardes a todos mis lectores, y al resto en general.
La publicación que hoy os traigo, o más bien historia, viene ya un poco introducida por mi anterior post acerca del suicidio asistido, más conocido como, eutanasia.
Esta es la historia de María José Carrasco, una mujer que había trabajado como secretaria judicial, y que con alrededor de unos treinta y pocos años, le diagnosticaron esclerosis múltiple. Ella desde ese momento empezó a creer que su vida no tenía ningún sentido, y hace unos veinte años se intentó suicidar ingiriendo una cantidad desorbitada de pastillas, sin obtener éxito, gracias a la intervención de su marido. Conforme pasaban los días, los meses y los años, María se veía cada vez más superada por la enfermedad, y en muchas ocasiones pedía morir y acabar con la pesada carga de la patología.
Afortunadamente, en todo este amargo proceso nunca ha estado sola. Su marido, Ángel Hernández, se ocupaba de atender a su mujer, era sus manos y sus pies. Éste, pidió una reducción de jornada para poder ocuparse de ella, pero la situación empeoró lo suficiente como para que a los 61 años de Ángel, éste pidiera la jubilación, para dedicarse en cuerpo y alma a su mujer. El esfuerzo que empleó para cuidar a su mujer le generó problemas de salud, en concreto una hernia, que todavía no ha podido operar, ya que nunca hay ningún familiar para hacerse cargo de su esposa. Ha tenido que posponer la operación hasta tres veces.
Una posible solución para los cuidados de María, fue ingresarla en una residencia asistida, concretamente en Madrid. Le fue concedida la plaza el pasado 15 de septiembre de 2009, pero nunca se hizo efectiva, por lo que tuvo que seguir al cuidado de su marido.
Los últimos años de la enfermedad de María fueron demasiado duros, para ella y su marido, hasta tal punto que ella consiguió a duras penas con su escasa movilidad, comprar mediante Internet, un fármaco que le arrebatase la vida. Posteriormente pidió una vez más a su marido, que le ayudara a morir. Lo guardaron , "por si acaso", esperando a que la ley fuera aprobada, pero no fue así.
Ella temía las represalias judiciales que tendría este acto hacia su marido, por lo que grabaron todo el proceso, desde la petición de María, hasta el fallecimiento de ésta.
Posterior a su muerte, Ángel avisó a los técnicos sanitarios de que había prestado sus manos a su mujer para que ella se quitase la vida. Ángel pasó la noche en prisión, al día siguiente lo pusieron en libertad, ahora no sabemos que medidas tomará el juez.
A pesar de esto, Ángel sigue pidiendo la aprobación de la eutanasia, para que más enfermos como su mujer, con enfermedades irreversibles, dejen de sufrir y tengan una muerte digna y el descanso que merecen, ya que nadie elige estar enfermo, por lo menos que elijamos si soportarlo o acabar con ello.
Aquí os dejo el vídeo que grabó Ángel, para que quedase constancia de la voluntad de María José.
Espero que os haya parecido interesante. Como ya sabéis me encantaría que me dejaseis vuestros comentarios, en especial, contestando a la pregunta del título. Si os vierais envueltos en una situación similar, ¿cómo habríais actuado?